Bonos convertibles de Banco Popular

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El pasado 25 de noviembre de 2015 los clientes de Banco Popular que suscribieron bonos convertibles de la entidad pasaron a convertirse automáticamente en accionistas de Banco Popular, a costa de unas elevadísimas pérdidas en sus ahorros.  Dichas pérdidas provienen del hecho que el precio de conversión de la acción se encuentre fijado en 17,61 euros, cuando su cotización actual no llega a los 3,30 euros.

Los bonos convertibles se vendieron entre los clientes habituales de la entidad en 2009 como método para sufragar las necesidades de capital de aquel momento. Esa emisión coindice en el tiempo con la comercialización masiva que otras entidades financieras hicieron de participaciones preferentes.  Si bien, varios factores han hecho de este producto uno de los productos de inversión con mayores pérdidas de los comercializados por la banca española: la complejidad del producto diseñado por Banco Popular y las dificultades financieras por la que desde que tuvo lugar la emisión ha atravesado la entidad.

En 2012, Banco Popular propuso a sus clientes la ampliación de plazo de conversión obligatoria de sus bonos convertibles para evitar las cuantiosas pérdidas. El producto ya por aquel entonces acumulaba pérdidas del 52% de la inversión inicial.  Este canje voluntario tenía como finalidad retrasar la conversión en acciones hasta el día 25 de noviembre de 2015 y evitar en ese momento unas pérdidas que al final sólo han hecho que incrementarse. La solución propuesta en 2012 fue aceptada por el 95,3% de los bonistas. Ahora, llegada la fecha, la situación para los clientes del Banco Popular y tenedores de estos bonos, lejos de haber mejorado, ha empeorado.

El precio de conversión inicial en 2009 que se fijó fue de 7,01 euros, aplicándole una prima del 10% sobre la cotización de ese momento. Este precio, sin embargo, escaló a los actuales 17,61 euros, principalmente por el contrasplit (1×5) que realizó la entidad en 2013. El precio de conversión y la mala evolución de la acción son la causa de estas pérdidas económicas.

La acción cerró el pasado 25 de noviembre a 3,30 euros, pero el precio de conversión se ha situado en 17,61 euros. Esto implica que el inversor paga las acciones que recibe a 17,61 euros, es decir, un 81% más caras, sin tener en cuenta los cupones. Y por tanto, eso se traduce en unas pérdidas de más de un 80 %.

Por tanto, nuevamente nos encontramos con un supuesto de comercialización de un producto bancario del que deberá analizarse si hubo o no una correcta información al tiempo de contratación.  Obviamente, el análisis deberá efectuarse caso por caso. Ahora bien, lo que es seguro es los clientes que optaron por adquirir estos bonos no fueron informados que el precio de conversión se situaría en 17,61 euros por acción. Dudosamente, un cliente informado sobre el valor de conversión, habría adquirido este producto dado que la acción del Banco Popular nunca se ha situado por encima de 7,1377 euros.

Llegado este punto, a los inversores sólo les quedan dos opciones aceptar la situación y asumir las importantes pérdidas (con la esperanza de que las acciones se revaloricen más de un 400%; algo que parece francamente imposible) o bien acudir a la vía judicial para intentar recuperar su inversión.  Algunos de los inversores que se negaron a aceptar la solución impuesta por el Banco en 2012 o que ya preveían las cuantiosas pérdidas que les iba a generar la inversión, decidieron ya por aquel entonces demandar al Banco obteniendo de los tribunales pronunciamientos favorables.

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